Después de un tercer trimestre que apuntaba a una cierta recuperación económica tras el confinamiento, el PIB asturiano vuelve a caer en el cuarto trimestre del 2020, mientras en la práctica totalidad del Estado seguía mejorando, con un crecimiento medio del 0,4%. Asturies ya partía a inicios del 2020 de una economía un 11% más pobre que la española

La caída del 0,5% de la economía asturiana implica un distanciamiento de casi un punto entero con la economía española, cuyos datos son positivos, según publica la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF); todas las comunidades registraron avances del PIB entre octubre y diciembre -de hasta un 0,9% en algunos casos- salvo Asturies, Euskadi, con una caída del 0,4% y del 0,3% para Navarra.

El espejismo veraniego del turismo, principal responsable de la mejora económica de Asturies en el segundo cuatrimestre, no tuvo más consecuencias a largo plazo que multiplicar los contagios y acelerar la segunda y  tercera ola del covid-, algo que contribuyó sin duda a los pésimos resultados con los que se remató el año.

En cualquier caso, no parece correcto culpar exclusivamente a las cuestiones sanitarias los resultados económicos del país, en primer lugar porque en territorios geográficamente similares, como puede ser Cantabria o Galiza, la tendencia es la contraria, y en segundo por que esta diferencia entre los resultados asturianos y los estatales lleva repitiéndose las últimas décadas. Desde el inicio del milenio el PIB asturiano apenas se había incrementado en un 5%,  siendo ya a principios del año pasado el territorio más pobre del Norte del estado. Por eso mismo, y aunque las cifras puedan parecer similares, la caída del 0,4% en Euskadi, no puede valorarse con los mismos parámetros que la asturiana, ya que ellos partían con un nivel de riqueza un 31’8% por encima de la estadística española, mientras que Asturies reflejaba en el mismo periodo un 11% por debajo del nivel estatal.

Esta diferencia de cifras deriva de un proceso de destrucción sistemática del tejido económico asturiano, apoyado en la corrupción endémica del gobierno de Asturies y que lleva décadas forzando a la población más productiva, es decir, la más joven y la mejor preparada, al abandono del país, en un círculo vicioso descendente que será necesario corregir si no se quiere afianzar la tendencia descendente.

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