El tramo es utilizado a diario por unos 2.500 vehículos, de los que 380 son camiones, según las últimas estadísticas del Ministerio de Transportes, siendo la principal carretera para llegar a Uviéu, Xixón y Avilés desde el surocidente asturiano. «Lo más grave» apunta un vecino «no es el retraso de la obra de la autovía, que lo es, lo peor es que un solo desprendimiento estrangula las comunicaciones de toda una comarca, el Suroccidente asturiano, de un tamaño equiparable al de todo el País Vasco. Urge repensar y actuar sobre todo el sistema de comunicaciones del Suroccidente».
De momento para llegar a Salas desde el centro del país, los vehículos ligeros deben dirigirse en el enlace de Doriga, a través de la AS-15 sentido Cangas, para desviarse posteriormente en Soto de los Infantes hacia Salas por la AS-226. Mientras, los vehículos pesados deberán circular por la AS-15 sentido Cangas para coger la AS-215 hasta El Crucero y desde allí la AS-216 a La Espina.
Cabe suponer que este no va a ser el único desprendimiento que se va a producir, en una autovía trazada media ladera, en un terreno geológicamente inadecuado para soportar una infraestructura de este tipo. Después de los numerosos desprendimientos, los vecinos de la zona reconocen que sienten angustia cuando tienen que circular por la carretera nacional. Consideran que los trabajos en la autovía están suponiendo un riesgo añadido a una carretera construida sobre un terreno que es principalmente arenisca; las obras de hecho ya han generado varios accidentes, que han llevado al desplome de casas colindantes.
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