El Día D de Asturies

  • 24 octubre, 2021

Fernando Nicolás Velasco

El pasado 16 de Octubre, se vivió en las calles de Uviéu la representación histórica de una reivindicación histórica (si, dos veces histórica) del pueblo asturiano. O, al menos, de una parte mayoritaria del mismo

 

 

Miles de asturianos de diferentes procedencias, con ideologías políticas diversas, de todas las edades, llenamos el centro de Uviéu para decir a nuestros dirigentes que todas las lenguas habladas de forma nativa en Asturies (castellano, asturiano y gallego-asturiano) deben gozar del mismo trato legal. Les dijimos, alto y claro, que asturiano y gallego-asturiano deben equipararse al castellano en Asturies y ser lenguas oficiales en la Administración pública y en todos los ámbitos de la vida cotidiana en Asturies.

Pero además, les dijimos varias cosas más, que no son en absoluto cuestiones baladíes, y que se extienden más allá del uso común de una u otra lengua. Es decir, que van más allá del mero hecho comunicativo.

Para empezar, y como punto a mi entender más importante, les dijimos que no toleraremos las amenazas fascistas que tratan de coaccionar la libre decisión de nuestros representantes públicos. El sábado 16 de Octubre les dijimos que los demócratas asturianos formamos una barrera ante las agresiones fascistas de los totalitarios y excluyentes.

Les dijimos que queremos para el asturiano y el gallego-asturiano una oficialidad absoluta, donde los derechos de sus hablantes sean respetados al 100%. Sin imposiciones para hablarlo, pero con la exigencia de que, como un conocimiento más de los que se exigen a los funcionaros públicos, cualquier persona pueda ser atendida por la administración en la lengua que decida utilizar.

Les dejamos claro que un pueblo que olvida su cultura y su historia es un pueblo condenado a la lenta agonía de una desaparición forzada. Nuestras lenguas propias son la punta del iceberg de un orgullo de ser asturianos que nos conduzca a un autogobierno pleno, en el que tengamos firmemente sujetas las riendas de nuestras decisiones y estas no vengan impuestas desde el gobierno central, el cual obedece a otros intereses.

Queremos preservarnos como entidad diferenciada y no ser confundida ni absorbida por el centralismo político y cultural. Y, desgraciadamente, debo decir que esta tendencia está ya desgraciadamente ya muy sentada en Asturies. Pero su antinaturalidad es la clave para su reversión.

Por último, les dijimos que creemos en el futuro de Asturies, y que este es el pistoletazo de salida para cambiar las cosas. Para que el orguyo de ser asturianos y el amor por nuestro pequeño país sea el referente que guíe las políticas en Asturies a partir de ahora. Y sin duda, este será el comienzo de nuestro progreso y nuestra modernidad.

Sin embargo, tenemos ante todos, políticos y ciudadanos en general, una tarea que no va a estar exenta de dificultades. Las organizaciones centralistas ya han sacado toda su artillería con intención de detener nuestro proceso. La mayor parte de los medios de comunicación están bajo su órbita y sus falsedades sobre las lenguas propias de Asturies y el sombrío futuro que ellos malintencionada y mentirosamente dibujan, llega a muchos ojos y oídos.

Afortunadamente, contamos con la ventaja de la verdad. Nuestras lenguas no están para enfrentar, sino para dar derechos y evitar discriminaciones y menosprecios, como tantos años nosotros estuvimos sufriendo. La triste situación económica y social en la que nuestro país está inmersa no es por motivo de las lenguas asturianas (mucho más sentido tendría decir lo contrario). Las lenguas asturianas no son un reducto de “chiringuitos” y “amiguetes”, al contrario de lo que ocurre con ciertas “oficinas del español”. Por cierto, no tenemos ningún interés en que nos ilustren en esas despreciables artes.

Afortunadamente, podemos decir que miramos al futuro con ilusión y con alegría. Porque seguiremos avanzado en los derechos democráticos en nuestro país. Porque cerraremos las heridas de tantos desprecios hechos hacia nuestras lenguas. Porque sentiremos orgullo de nuestras tradiciones y de ser lo que somos. Porque no nos sentiremos ciudadanos de segunda categoría en el estado.

Y porque seremos dueños de nuestro destino.

 


Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.

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