En el año 2011, cuando las primeras voces empezaron a alzarse hablando de «genocidio anunciado», Asturies contaba con 1.081.487 habitantes; ahora son 1.011.560 . La prensa ha menoscabado y ridiculizado entonces de lo que ahora es un hecho asumido: el Pueblo Asturiano está en vías de extinción, comu el urogallo o el gato montés
Asturies ha perdido 70.000 habitantes en solo diez años por causas vegetativas y se cuenta que en los próximos diez pierda como mínimo otros tantos, según datos de la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei) Con tres muertes por nacimiento -9.918 frente a 3.588- una población progresivamente envejecida y unas condiciones de precariedad vital que traban a la mocedad cualquier idea de procreación, la cosa pinta mal. En toda la serie histórica, desde que se recoge en Asturies datos demográficos, jamás ha pintado tan mal.
Las proyecciones más optimistas apuntan a que para dentro diez años quedaremos unos 941.364 asturianos.
Si el año pasado achacábamos a las defunciones Covid las cifras 1 a 3, en este queda claro que el problema, más que el alta mortandad esperable en una población tan envejecida, es la escasa natalidad. Han nacido este año mil chiquillos menos que en el mismo periodo del 2020. Precisamente el año pasado había sido destacable por bajar de los 5.000 nacimientos por primera vez desde que se recogen datos, con 4.919; este año no parece que se vayan a alcanzar los 4.000 siquiera.
Las razones para este salvaje caída parecen evidentes para Andecha Astur, que abordaba la cuestión en su Jornada contra la precariedad «Dami Tira», la semana pasada «cuando no un hay vivienda, ni estabilidad laboral, ni perspeutivas de futuro, cuando tener donde vivir implica un coste de la mitad de un sueldo o del 99% de un salario social, cuando la temporalidad y la precariedad son lo general en los contratos, nadie puede reprochar a las asturianas que decidan no tener hijos; más allá de una decisión personal, hay una imposibilidad material de formar una familia».
A las cifras de decrecimiento vegetativo ha que sumar las derivadas del saldo migratorio, también fuertemente negativo.
Nuria Prendes
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