La IGP Miel de Asturies acaba de lograr la protección transitoria a nivel estatal y, aunque está pendiente de completar la certificación en Europa, ya es posible usar la marca para etiquetar los productos
La miel asturiana, producida a nivel profesional principalmente en el Suroccidente asturiano, reúne unas características distintas a otras mieles debidas a las características geográficas, climáticas y de flora del país. Conseguir la IGP, pendiente aún de ser certificada a nivel europeo, va a permitir garantizar que la miel con esa contraetiqueta es producida, extraída y envasada en Asturies, reuniendo todas las condiciones sanitarias y de trazabilidad exigidas por las normas sanitarias, aportándole un valor extra y asegurando su alta calidad.
La puesta en marcha de un Consejo Regulador de la IGP es el siguiente paso a dar y estará liderado por la Asociación para la Promoción y Gestión de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Miel de Asturies. Éste será el encargado de elaborar el registro detallado de los productores y envasadores y de crear los organismos de control que avalen el proyecto.
A falta de una redacción concreta de los requisitos, los productores de miel asturiana que podrían beneficiarse de esta IGP rondan los 100, con una producción aproximada valorada en unas 200 toneladas de miel que podría crecer hasta los 400 los próximos años. La intención es que la cosecha del 2022 llegue al mercado certificada el último trimestre del año, pero se teme que los plazos legales dificulten el proceso.
La apicultura es un sector en alza en Asturies, aunque aún minoritario, con una media de edad inferior a la mayoría de las actividades agrícolas y ganaderas.
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